De esta me levanto aunque siga recordando
Cada día, somos soldados en batalla que asumimos diversas responsabilidades en la vida; esto conlleva que nuestros roles cambian y cambian. Aceptamos el compromiso de dirigir un hogar, ser proveedores y soportes para nuestras familias, actuamos como terapeutas, brindamos abrazos reconfortantes y sonrisas cálidas. Sin embargo, las luchas en nosotros mismos están latentes, pasamos del amor al desamor, nos sentimos en arenas movedizas y acumulamos muchos recuerdos.
Pero a lo largo de toda esta peregrinación, hay momentos en los que, ser sacudidos, es parte del proceso de fortalecimiento. Esto no significa que perdiste la cruzada.
No dejes que nadie empañe la hermosa persona que eres. Eres un ser especial, diferente, único en tu clase. Atrévete a reír, a soñar, a bailar y a disfrutar cada día, uno a la vez. No gastes tu tiempo ni energías en lo que sucedió o pasará. El hoy es lo que tienes que apreciar con cada segundo, minuto y hora que lo compone.
Recuerda que remendamos nuestros pedazos a diario, pero aun con esos remiendos seguimos nuestro camino, con poder, energía y empoderamiento.
¡Yo sé que lo lograrás!